Hace cinco años que Bilodo es el cartero de una pequeña ciudad de Canadá y solo ha faltado una vez a su trabajo para asistir al entierro de sus padres, muertos en un accidente de funicular… Y es que Bilodo es un hombre peculiar con algunas manías: cuenta los peldaños que sube a diario, que suman un millar y medio, y cree que, si subir escaleras fuese una modalidad olímpica, tendría la posibilidad de ocupar el podium. También es aficionado a la caligrafía y tiene una afición secreta: leer la correspondencia íntima que reparte como cartero. Todas las noches, Bilodo abre las …
Hace cinco años que Bilodo es el cartero de una pequeña ciudad de Canadá y solo ha faltado una vez a su trabajo para asistir al entierro de sus padres, muertos en un accidente de funicular… Y es que Bilodo es un hombre peculiar con algunas manías: cuenta los peldaños que sube a diario, que suman un millar y medio, y cree que, si subir escaleras fuese una modalidad olímpica, tendría la posibilidad de ocupar el podium. También es aficionado a la caligrafía y tiene una afición secreta: leer la correspondencia íntima que reparte como cartero. Todas las noches, Bilodo abre las cartas con vapor, las copia y las clasifica por su contenido. De manera que el destinatario recibe el original con un día de retraso. Así fue cómo conoció a Ségolène. Una joven y guapa maestra que envía mensajes cortos a un tal Grandpré, un hombre barbudo y desmelenado al que Bilodo siempre ve ataviado con un kimono rojo. Los mensajes cortos de Ségolène, siempre de tres líneas, fascinan a Bilodo, sobre todo cuando se entera de que son haikus.
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Denis Thériault ganó con su primera novela, La iguana, los premios France-Québec Jean-Hamelin 2001, Anne-Hébert 2002 y Odysée 2002 a la Primera Obra Literaria. Explorando de nuevo los temas de la imaginación y los sueños, pero en un registro más intimista, El cartero de los Haikus ganadora del premio Canadá-Japón 2006, mantiene el mismo planteamiento orientado a sondear la dimensión inconsciente de la mente humana.